
14 Abr (1978) EL TRANSPORTE
Era normal que cada fin de semana había una actividad con la familia, nos reuníamos en cualquier lugar donde pudiéramos jugar todos, que éramos muchos.
Cuando íbamos a la playa, podíamos acampar y usábamos el trasporte escolar que era una Van de las pequeñas.
Mi memoria es muy fugases con respecto a su origen, pero si recuerdo cuando se celebró en casa su compra, creo que era azul originalmente y mi madre la mandó a pintar de amarillo y con una franja negra, era obligatorio para trabajar como transporte escolar.
También reorganizó los asientos, en vez de estar uno detrás de otro los puso recostados a las paredes laterales de la Van, esto hacía que fuese más fácil entrar en ella.
Quedaron los dos asientos de adelante que se separaban por el motor que sobresalía un poco y tenía un recubrimiento que se veía como una pequeña mesita. Los asientos de pasajeros eran tres el más grande estaba al final, uno mediano detrás del conductor, igualmente recostado a las ventanas, y uno pequeño en frente de este.
En el suelo puso la alfombra que había quitado de la sala cuando se cambió.
En esa época yo entraba de pie sin tropezar mi cabeza con el techo. Y cuando acampábamos yo cabía perfectamente en la silla pequeña.
Mi madre cuidaba muchísimo del transporte, siempre nos decía que el transporte nos daba de comer y por eso cualquier ruido o cualquier cosa que le sucediera iba al mecánico para que estuviese a punto en todo momento.
Tanto así que si hacíamos cualquier ruido inusual, cuando ella lo conducía, acostumbrábamos a decir: “fui yo”, y si no lo hacíamos, frenaba para averiguar de dónde provenía el ruido y para confirmar si era necesario llevarlo al taller.
Cuando nos daba permiso de lavarlo, era super divertido porque tardábamos muchísimo por lo grande que era para nosotros. Solo podíamos lavarlo con agua, sin jabón. Claro éramos pequeños y podíamos dejar jabón en la carrocería, manchándolo.
Mi madre conduce muy bien, tanto así que entraba el transporte de retroceso al estacionamiento, su sonido era fácil de identificar para nosotros, cuando estábamos en casa. Y ella acostumbraba a tocar la bocina de una forma muy particular que siempre sabíamos que era ella llegando a casa.
claudia acosta
Posted at 21:48h, 26 abrilHe recordado cosas con tus cuentos que no tenia presente,el «fui yo,fui yo# jajajajajaj pi pipipi imposible de olvidar. gracias hermana por relatar las cosas lindas.
Leo
Posted at 15:20h, 11 diciembreEse transporte fue parte de nuestra vida y ahora forma parte de nuedtros recuerdos. Yo le doy gracias a Dios porque con el pude sostener el dia a dia de la familia y lo disfrutamos cuanto nos fue posible